EL NIÑO Y EL GUSANO DE ORTIGA


Un niño fue herido por un gusano de ortiga. Corrió a su casa y dijo a su madre:

« Me ortigó fuertemente, pero yo solamente lo toqué con suavidad.»

«Por eso te ortigó» dijo la madre, «la próxima vez que te acerques a un gusano de esos, agárralo con decisión, sin caricias, y entonces será tan suave como seda, y no te maltratará de nuevo.»

Moraleja: Al insolente, irrespetuoso, o delincuente, debe demostrársele siempre que la autoridad prevalece sobre él.

Esopo (Antigua Grecia)